jueves, 30 de agosto de 2012

No sin ti. Capítulo 11


¡Hola guaposos!

Solo os diré que quedan 2 capítulos más, así que espero que los disfrutéis y esas cosas.

Y no os olvidéis de entrar en mi otro blog 



Llevaba nueve días en Tailandia. Como no tenía el móvil nadie podía contactar conmigo, pero yo tampoco podía, y eso me mataba. Necesitaba hablar con Harry, saber que no me odiaba por haberme ido justo ese día. Tenía miedo de que él y Danny hubieran hablado y éste se lo hubiera contado todo. Pero por ahora no podía hacer nada. Los dos estaban a miles de kilómetros, y hasta que no me aclarase no les vería.

La habitación de aquel hotel se me caía encima. No había pisado ni un solo día la calle. Estaba desesperada y aburrida. Así que decidí arreglarme y disfrutar un poco de la noche tailandesa. Me pegué una ducha rápida, así no me daría tiempo a pensar en nada. Me puse un vestido negro muy ceñido y unos tacones de doce centímetros a juego. Me maquillé y cogí lo necesario para poder sobrevivir unas cuantas horas fuera del hotel.

Abrí la puerta y me choqué con alguien. Pensé que era personal del hotel, pero estaba muy equivocada. Cuando le miré a los ojos y descubrí quién era, entré otra vez en la habitación y cerré la puerta.

  •           Zoe, déjame entrar – me suplicó.
  •           ¿Por qué has venido Danny? – tenía que ser una visión. Nadie sabía dónde estaba. - ¿Cómo sabes que estaba aquí?
  •           Si me dejas entrar te lo explico – pero seguía sin abrirle.
  •           Danny, vete – todos mis planes a la mierda.
  •           Acabo de hacer un viaje de mil horas. No voy a irme – podía notar que Danny estaba pegado a la puerta, igual que yo.
  •           ¿Por qué? – tenía ganas de gritar, de llorar y de pegarle. Pero también tenía ganas de que me abrazara.
  •           ¿Por qué, qué? – parecía estar triste, pero seguro que eran imaginaciones mías. – Zoe, ábreme. Solo quiero abrazarte.

Y como una tonta le abrí.

  •           ¿Por qué tienes el móvil apagado? – me lo decía sin dejar de abrazarme.
  •           No tengo el móvil aquí. Lo dejé en casa – no me atreví a mirarle.
  •           Harry está muy preocupado – el muy idiota tenía que decirlo. Y nada más hacerlo, empecé a llorar. – Lo siento.
  •           Harry me iba a pedir matrimonio, por eso me fui.
  •           Tú y tu odio a los compromisos – dijo intentando que yo sonriera.
  •           Danny, no seas tonto. Si me fui no es por eso –  por fin le miré.
  •           Lo sé. Y por eso estoy aquí – me cogió la mano y me llevó hacia la cama. Cuando nos sentamos siguió hablando. – Cuando Harry me dijo que habías desaparecido mi mundo se vino abajo. Creí haberte perdido para siempre. Incluso llegué a pensar que te habían secuestrado o algo – al fin consiguió que sonriera. – Es verdad, Zoe. Lo pasé horriblemente mal. Pero cuando Harry me dijo que ese día te iba a pedir eso, supe enseguida que habías huido.
  •           ¿Y cómo me has encontrado? – Danny no dejaba de abrazarme.
  •           Como sabía tus datos de la tarjeta, indagué un poco y aquí me tienes – hizo que le mirara y fue a besarme, pero yo me aparté.
  •           Danny, no. Si estoy aquí es para aclarar mis sentimientos. Necesito que todo esto termine de una vez. No quiero hacer más daño a Harry – me levanté de la cama y empecé a caminar por toda la habitación.
  •           Por cierto, ¿Por qué vas tan arreglada? – no paraba de mirarme.
  •           Llevo aquí nueve días sin salir de esta maldita habitación. Necesitaba salir y despejarme.
  •           ¿Y por eso vas tan sexy? – se levantó y se acercó a mí. Parecía un poco molesto. - ¿Acaso pensabas tirarte a algún chinito o algo?
  •           ¡Danny! No seas tan bestia. Me apetecía vestirme así, ¿vale? – me crucé de brazos y esperé a que se disculpara, pero hizo todo lo contrario, se acercó e intentó besarme otra vez. – Danny, por favor. Así solo conseguirás complicar las cosas. Vete de aquí, te lo suplico.
  •           Mírame a los ojos y dime que me vaya – me había ido pegando poco a poco a la pared, y ahora no tenía escapatoria.
      Yo no podía hablar. Tener a Danny tan cerca me hacía imposible pensar.
  •           ¿Zoe? – lo tenía tan cerca que no podía reaccionar.
  •           Vete, por favor – pero no conseguí mirarle a la cara.
  •           No es lo que quieres, ¿verdad? – me había puesto una mano en la cadera y yo no hice nada para impedirlo.
  •           Yo quiero a Harry – o eso pensaba yo. – No quiero hacerle más daño. Quiero que esto termine.
  •           Eso haberlo pensado antes de las últimas veces – me lo dijo en un susurro, lo que me provocó un escalofrío.
  •           Por favor – pero sus labios estaban tan cerca de los míos que no pude resistirme.

Me agarré a su cuello con furia, él me cogió y me llevó hasta la cama. Mi cabeza me pedía a gritos que parara, eso no estaba bien. Me había ido para poder pensar, para alejarme de Danny. Pero una vez se acercaba a mí, yo no podía hacer otra cosa que dejarme llevar. 

miércoles, 29 de agosto de 2012

No sin ti. Capítulo 10


¡Hola pequeños!

¡¡Espero que os guste el capítulo y ya de paso entrad en mi otro blog!! http://billysworld.metroblog.com/


Me desperté con una gran sonrisa. No había dormido mucho, pero había valido la pena. Cuando abrí los ojos vi a Harry entrando por la puerta con una bandeja en las manos.

  •           Cariño, mi cumpleaños fue ayer – le dije mientras me sentaba y me apoyaba en el respaldo de la cama.
  •           Lo sé, pero como ayer no pude llegar hasta la cama… - se acercó hasta mí y me dio un beso.
  •           Todo tiene muy buena pinta, pero creo que primero beberé un poco de agua.
  •           ¿Mucha resaca? – preguntó entre risas.
  •           Fue tu culpa, no debiste dejarme beber tanto – después de ir al baño y beber varios litros de agua, me acerqué a él y le di un beso de buenos días.
  •           Danny tiene más culpa. No paraba de darte de beber de su vaso – y yo me atraganté con la tostada. Para mí, Danny era un tema tabú cuando Harry estaba presente.
  •           Danny es idiota – muy idiota, él mismo me había dicho que no bebiera mucho.
  •           Es Danny. Nada de lo que hace tiene sentido – me dio un beso en la frente y se fue directo al baño.

Cuando vi que ya no podía comer más sin acabar vomitándolo todo, me fui hacia el armario para vestirme. Cuando fui a coger un jersey, noté que algo se había caído. Me agaché y descubrí que había sido una caja pequeña. No la reconocí, así que, mirando primero hacia el baño por si salía Harry, la abrí con mucho cuidado. Tuve que sentarme en el suelo cuando vi el anillo. No podía ser. Parecía un anillo de compromiso. Volví a guardar la caja en su sitio y me vestí muy rápido. Yo siempre había sido muy torpe, pero en aquel momento lo fui más. Me choqué con una silla que había cerca del armario y casi me caigo al suelo. Salí al pasillo y bajé corriendo las escaleras. Notaba que me faltaba el aire. No podía creer que Harry me fuera a pedir matrimonio. No estaba preparada, y mucho menos desde que empecé a verme con Danny. Tenía ganas de hablar con alguien, pero nadie sabía nada y a Danny no podía decírselo. Aunque sabía que era una estupidez, decidí llamar a Tom. Seguro que Harry había hablado con él. Cogí mi móvil y salí a la calle sin cerrar la puerta del todo. Marqué su número y esperé.

  •           ¿Ya me echas de menos? – dijo una voz soñolienta al otro lado.
  •           Eso siempre Tom. Pero quería preguntarte algo – dije no muy convencida.
  •           Adelante – pero yo no me atrevía a soltarlo. – Zoe, venga, dime qué ocurre.
  •           He encontrado el anillo – y esperé a que dijera algo.
  •           ¿Qué anillo? – y al cabo de unos segundos pareció entenderlo todo. – Le dije que lo escondiera mejor.
  •           ¿Cuándo? – no quería saber la respuesta.
  •           Zoe, no me hagas esto. Harry es mi amigo, y eso tenía que ser una sorpresa.
  •           Por favor, Tom.
  •           Hoy – dijo al fin.
  •           ¿Hoy? ¿Pero, pero, pero? ¿Hoy? – no, era muy pronto. No podía ser hoy.
  •           ¿Qué ocurre Zoe? ¿No te hace ilusión? – parecía confuso.
  •           Sí, bueno, no sé. Ya sabes, nunca se me han dado bien este tipo de cosas – mentí.
  •           Lo sé, pero los dos os queréis. Ya verás como todo sale bien. Zoe, tengo que dejarte que tengo visita. ¡Llámame luego y me cuentas! – parecía él más ilusionado que yo.
  •           Claro, Tom. Gracias – y colgué.

Quiero a Harry. Quiero pasar el resto de mi vida con él. Pero, ¿y Danny? ¿Lo nuestro es solo atracción, o hay algo más? No puedo decidirme tan pronto. ¿Y qué pasa con nuestra escapada? En nada me tenía que ir con Danny y hoy Harry me iba a pedir que me casara con él. Daría lo que fuera por ser otra persona ahora mismo. No quiero enfrentarme a las dos personas más importantes para mí. No puedo dejar a Harry, pero tampoco quiero decirle adiós a Danny. Pero algo tenía que hacer. Y sabía que mi decisión iba a ser la más cobarde, pero necesitaba pensar, aclarar mis sentimientos. Así que entré en casa, subí a mi cuarto y me encontré con Harry poniéndose algo de ropa. Me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Pero para mi sorpresa me dijo que tenía que ir a un sitio, que por la tarde volvería a casa. Aparenté estar triste por tener que separarme de él durante unas horas, pero en realidad me vino de perlas.

Cuando oí cerrarse la puerta, empecé con mi plan. Cogí mi maleta, metí toda la ropa que encontré en el armario y por último, envié un mensaje a Danny diciéndole que tenía que cancelar nuestra escapada. Cuando se lo envié, apagué el móvil y lo guardé en un cajón de la mesa de noche. Cogí la maleta, mi bolso con todo lo necesario y salí de mi casa. Paré un taxi y me dirigí al aeropuerto. No tenía ni idea de cuál iba a ser mi destino, pero poco me importaba. Mientras me acercaba al mostrador iba pensando en posibles destinos, pero no me decidí por ninguno. Le pedí al chico que había al otro lado del mostrador si había algún vuelo en ese momento que fuera muy lejos y que tuviera asientos libres. El chico tardó un rato, pero al final, con una sonrisa, me dijo que había un asiento libre en el avión que iba a Tailandia. Lo pensé durante unos segundos. El sitio estaba muy lejos, nadie pensaría que me había ido allí, así que nadie me buscaría en aquel lugar. Así que saqué mi tarjeta y pagué mi billete.

Cuando por fin estaba en mi asiento, pensé detenidamente lo que había hecho. Había sido muy cobarde. Sabía que algún día tenía que volver y enfrentarme a la realidad, pero no era capaz de tomar ninguna decisión. Así que me relajé en el asiento y cerré los ojos. Ahora solo tenía que pensar en una cosa: Tailandia.

martes, 28 de agosto de 2012

No sin ti. Capítulo 9


¡Hola pequeñas flores! 

Solo diré que espero que os esté gustando y que este capítulo se lo dedico a mi rubia favorita y a Mozz y su camada. Cuando lo leáis, lo entenderéis, o igual no. Bah, da igual.

¡Disfrutad!

Y así pasaron los meses. Por un lado tenía a mi novio, al que quería con locura y al que intentaba complacer siempre que podía. Pero por otro estaba Danny, mi mejor amigo, mi amante. Empezamos a vernos una vez por semana, él venía a casa o yo iba a la suya. Nadie sospechaba. Pero cada vez necesitábamos pasar más tiempo juntos. Por eso, los días se convertían en fines de semana y estos, en puentes de tres o cuatro días.

Solíamos escaparnos a un pequeño hotel a las afueras de Londres. Cada uno iba en su coche y siempre hacíamos lo mismo, nos encontrábamos en el bar, como dos desconocidos, compartíamos una copa y unas cuantas risas y media hora después estábamos desnudos en la cama de aquella habitación.

Pero Danny era muy descuidado. Le gustaba emborracharse con sus amigos y en más de una ocasión tuve que meterme en la conversación para que no nos delatara. En muchas ocasiones le dije que todo se acabaría si seguía teniendo tan poco cuidado con lo que decía.

Y llegó diciembre, y con él, mi cumpleaños. Me desperté con el ruido de algo caerse y gritos. Me levanté, me puse la bata y salí al pasillo. Cuando vi qué había pasado no pude evitar reírme. El pobre Harry estaba agachado recogiendo lo que parecía haber sido un desayuno. Ñoqui, nuestra perra, intentaba comerse los restos que aún no había recogido. Me acerqué a él despacio y le di un beso.

  •           Gracias por el desayuno, o lo que queda de él – seguí riendo y me llevé a Ñoqui para que Harry no se enfadara más con ella.
  •           Tenía que ser algo especial. Lo siento – terminó de recoger y bajó a la cocina para coger la fregona y limpiarlo. Pero yo le paré.
  •           No hace falta que lo hagas ahora mismo – dije en su oído mientras metía mis manos por debajo de su camiseta.
  •           Bueno, pero luego no te enfades si el suelo… - no dejé que terminara la frase. Pegué mis labios a los suyos y dejé que me subiera a la encimera.

El día había empezado mal, pero no tardamos en arreglarlo. Después de una ducha con Harry y varias llamadas de familiares, me arreglé y salí a comer con Sam y Beth. Nada más salir del coche, las dos se me abalanzaron y no me dejaron respirar durante varios minutos.

  •           ¡Felicidades amor! – chilló Beth en mi oreja. Después, empezó a tirar de ella como si quisiera arrancármela
  •           ¡Felicidades vieja! ¡Ya se van notando esas arrugas, eh! – cuando Beth me soltó, le tocó el turno a Sam.
  •           ¿Dónde me vais a llevar a comer? – me agarré de sus brazos y dejé que me llevaran a donde ellas quisieran.

Comimos en un restaurante japonés. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien. Estar con ellas era de las mejores cosas que tenía en mi vida, y por eso, ocultarles lo de Danny, me mataba.

  •           Bueno, ¿esta noche tienes algo qué hacer? – me preguntó Sam.
  •           Supongo que salir con vosotras, ¿no? – se les iluminó la mirada. Seguro que pensarían que la pasaría con Harry.
  •           ¿Estás segura? ¿Y Harry? – quiso saber Beth.
  •           Harry ya ha tenido bastante esta mañana – y al oír eso las dos se empezaron a reír, y yo me uní a ellas. – Además, tengo ganas de una noche de chicas.
  •           ¡Bien! – corearon las dos.

Después de la comida, me fui a casa para cambiarme. Me metí en la ducha y me relajé. Pensé en Harry, en mi familia, en los chicos, y en seguida mi mente se centró en Danny. Aún no me había felicitado, seguro que se le había olvidado. Tenía ganas de verle. Desde hacía una semana que no habíamos vuelto a ir a nuestro hotel.

Cuando terminé, me puse cómoda y me tumbé en el sofá con un libro y con Ñoqui a mi lado. Pero antes de poder abrirlo, alguien llamó a la puerta. Me levanté y sin muchas ganas, fui arrastrando los pies. Abrí y para mi sorpresa allí no había nadie. Miré por todos lados y nada. Pero antes de cerrar la puerta vi que había una rosa y una nota. Me agaché y lo cogí. Pensé que eran de Harry, pero me equivocaba. La nota decía: “Disfruta de tu día pequeña, porque mañana pienso secuestrarte”. Sonreí y sin pensármelo cogí el móvil. Dos tonos y una risa se escuchó al otro lado.

  •           Pensé que tardarías más en darte cuenta de que era yo – dijo aquella voz que tantos escalofríos me producía.
  •           Mi querido Jones, tu letra te ha delatado– mientras se lo decía miraba por la ventana, por si acaso volvía.
  •           Mierda, tenía que habérselo pedido a alguien – y de repente hubo silencio. – Vale, no he dicho nada. Por cierto, ¡felicidades abuela con arrugas y canas!
  •           Qué agradable eres cuando quieres – y se empezó a reír otra vez. – Pues ve despidiéndote de volver a tocar a esta vieja fea con arrugas.
  •           Entonces tendré que suicidarme – dijo seguido de un suspiro.
  •           Antes te mato yo por querer dejarme sola en este mundo tan cruel – empecé a hacer pucheros.
  •           Me encanta cuando te pones así – el muy tonto empezó a hacer ruidos muy extraños, y eso me hizo reír.
  •           Danny, vente esta noche a mi fiesta. ¡Quiero verte!
  •           ¿Crees que es buena idea?
  •           Pero es mi cumple y necesito verte – sabía que no vendría, pero había que intentarlo.
  •           Lo sé pequeña, yo también necesito estar contigo esta noche, pero hoy es mejor que no nos veamos. Además, si voy, no podré separarme de ti y la gente sospechará – a veces lo odiaba mucho, pero tenía razón.
  •           Vale, pero quiero verte pronto – le supliqué.
  •           Mañana me verás, así que no bebas mucho esta noche – algo me ocultaba.
  •           Danny, ¿qué has hecho? – este chico nunca aprendería a mentir.
  •           ¿Yo? Nada – pero empezó a reírse, le había pillado. – Así no tiene gracia. Se supone que no tienes que sospechar nada. Pero ahora ya sabes que algo tramo.
  •           ¿Y se puede saber qué es lo que tramas? – estaba muy intrigada.
  •           No te lo voy a decir.
  •           Va, no seas malo, dímelo – daba igual que le insistiera, no me lo diría.
  •           Mañana lo descubrirás. Y esta noche nada de ir demasiado sexy.
  •           ¿Ah no? Y si me pongo ropa provocativa y muy sexy, ¿vendrás? – pobrecillo, estaba jugando un poco con él.
  •           Zoe, si haces eso, prometo ir esta noche y secuestrarte –  los dos nos empezamos a reír.
  •           Entonces nos vemos mañana, ¿no?
  •           No hagas planes para todo el día –  yo sonreí como una tonta.
  •           Pues hasta mañana señor Jones.
  •           Hasta mañana vieja arrugada y con canas – y antes de que pudiera decirle nada, colgó.

Era hora de arreglarse. Miré en mi armario y nada me convencía para esa noche. Me había quedado con las ganas de ir sexy, aunque Danny no estuviera, así que rebusqué hasta encontrar algo perfecto. Me puse unos pantalones negros ajustados, un corsé también negro y que me venía por encima del ombligo y unos zapatos negros con bastante tacón. Ahora solo faltaba maquillarme, quería ir sexy, así que me centré en mis ojos, una raya, sombra negra y rímel. Me puse un poco de gloss en los labios y, para terminar, me ahuequé un poco el pelo. Ya estaba lista para disfrutar de una noche con mis amigos.

A las siete en punto, entraban Sam y Beth en mi casa con una botella de tequila y tres copas. Nos sentamos en el sofá y brindamos.

  •           Por ti, Zoe y por todos los grandes momentos que hemos pasado juntas – Beth alzó la copa, y cuando éstas chocaron, nos bebimos de un trago lo que Sam nos había servido.
  •           Por que sea una noche inolvidable – gritó Sam mientras se rellenaba la copa.
  •           Y por vosotras dos, que aunque sea mi noche, es hora de que triunféis – las dos me miraron con cara de odio. No les gustaba recordar que ahora estaban solteras. Bueno, en realidad, Sam tenía a sus pies a un chico, pero no era nada oficial.
  •           Esta noche es nuestra, nada de chicos – dijo Beth mientras seguía bebiendo.
  •           Eso dilo por ti – Beth y yo miramos a Sam y casi nos atragantamos cuando lo dijo.
  •           ¿Qué? – preguntamos las dos a la vez.
  •           Pat viene a la fiesta. ¡Dime que no te importa! – me suplicó.
  •           Qué fuerte me parece, Sam. ¿Cuándo pensabas decírnoslo? – nos empezamos las tres a reír.

Pedimos un taxi y a los diez minutos ya nos encontrábamos en nuestra discoteca favorita. Bajamos y Sam corrió a los brazos de Pat. Por lo menos aún quedábamos Beth y yo. Entramos las dos cogidas del brazo y nos acercamos a la barra para saludar a nuestro camarero y pedir unas cuantas copas. No tardamos mucho en ir a la pista a bailar. Cuando quisimos buscar a Sam, la vimos sentada encima de Pat en nuestro reservado.

  •           Creo que Sam no se vuelve sola esta noche – me gritó Beth para que la pudiera oír.
  •           ¡Ahora faltas tú! ¿Has visto algo interesante por ahí? – empecé a mirar por toda la discoteca, pero ni ella ni yo vimos nada.

Seguimos bailando y disfrutando de la música. De vez en cuando se nos acercaba algún chico, pero en seguida se iba. Cuando volvimos a la barra para pedirnos otra copa, mi cara se iluminó. Harry, Tom y Dougie estaban entrando en la discoteca. Cogí la mano de mi amiga y fui corriendo para saludarles. Pero me paré en seco cuando vi sus ojos. Danny también había venido. Saludé a Harry y le di un beso con demasiada pasión, luego me tiré literalmente en los brazos de Tom. Hacía mucho que no lo veía. Me empezó a dar vueltas, y si no llega a ser por Dougie, vomito. Y de repente me quedé en frente de Danny. No dejaba de mirarme.

  •           Vámonos a nuestro hotel – se acercó a mí y me acarició la mejilla. Yo miré a Harry, pero por suerte estaba hablando con Tom. Me acerqué a Danny y le di un beso en la mejilla.
  •           No sabía que venías, si no, me hubiera puesto una bolsa de basura – le sonreí.
  •           Prefiero esto que llevas. Pero estás demasiado sexy, no voy a poder dejar de mirarte en toda la noche – me abrazó y me besó en la frente.
  •           Me alegra verte – le devolví el abrazo.

Me agarré a Harry y nos dirigimos todos al reservado. Saludaron a Sam y ella les presentó a Pat. Después nos desperdigamos. Harry y yo nos fuimos a beber y a bailar. Beth se nos unió, pero al poco rato, empezó a bailar con Dougie, parecían pasárselo demasiado bien. Danny y Tom se quedaron hablando con Sam y Pat. La noche estaba siendo perfecta.

Harry y yo fuimos a sentarnos para descansar un rato. Pero cuando me senté, una mano me cogió de la cintura e hizo que me levantara.

  •           Baila un rato conmigo que me aburro – Danny me puso sus ojos de cordero degollado y casi me arrastra hasta la pista.

Danny no había bebido mucho pero me daba miedo que hiciera algo delante de todos. Pero al final no pasó nada. Estuvimos bailando hasta que la discoteca nos echó. Tom se fue con Danny, el cual me volvió a recordar que en unas horas me iba a secuestrar. Sam se fue a casa de Pat, después de decirnos mil veces que había sido una noche increíble. Y para la sorpresa de todos, Beth, con una sonrisa de oreja a oreja, y con una borrachera muy grande, se fue agarrada del brazo de Dougie. Todos nos miramos y empezamos a aplaudirles y a silbar. Y Harry y yo cogimos un taxi y nos volvimos a casa. En pocas horas descubriría cuál era la sorpresa que Danny me tenía preparada. 

lunes, 27 de agosto de 2012

No sin ti. Capítulo 8


Llegué al piso de Danny. Salí del ascensor y caminé lentamente hasta su habitación. Tenía pensado dejarle las cosas claras, acabar con todo. Memoricé alguna frase antes de llamar y respiré hondo. Pero todo se fue al traste cuando un Danny con solo una toalla me abrió. Intenté articular alguna palabra, pero me era imposible. Mi cerebro estaba concentrado en no perder ni un detalle de aquel cuerpo.

  •           Vaya, veo que has visto mi nota – dijo Danny sonriendo y ajustándose la toalla.
  •           Cállate – fue lo único que pude decir.

Después de hacerlo, le empujé dentro de la habitación y cerré dando un portazo. Danny se lo esperaba, así que no opuso resistencia.


Me había quedado dormida. Cuando recordé qué había pasado, cerré los ojos con fuerza, si lo hacía, igual al abrirlos me encontraría en la cama con Harry. Pero cuando los abrí, vi a Danny mirando por la ventana.

  •           Esto no está bien – le dije para que me mirara.
  •           Esta vez has sido tú la que ha llamado a la puerta, no yo – dijo él con una gran sonrisa.
  •           Lo sé. Pero Danny, esto no puede seguir así. Cada vez que miro a Harry mi corazón deja de latir. No puedo seguir haciéndole daño – volví a cerrar los ojos. 

       Danny se tumbó a mi lado y me pasó un brazo por la cintura. Me acercó a él y me besó la frente.

  •           Danny – abrí los ojos lentamente y me enfrenté a los suyos.
  •           Dime.
  •        ¿Qué sientes por mí? – debí pillarle por sorpresa, porque estuvo durante un minuto abriendo y cerrando la boca. – Vale, no hace falta que digas nada.

Fui a levantarme, pero Danny me volvió a tumbar y se tumbó encima de mí, pero sin aplastarme.

  •           Zoe, eres mi mejor amiga – y me puso un dedo en la boca al ver que iba a protestar. – Deja que termine. Eres mi mejor amiga, pero también siento algo por ti. No sé cómo explicarlo, simplemente sé que tengo la necesidad de tocarte y besarte a todas horas. Y cuando no lo hago, me desespero. ¡Si hasta he empezado a correr por las mañanas! – eso provocó carcajadas por ambas partes.
  •           ¿Y tu novia? – al oír esa palabra, agachó la cabeza.
  •           Desde que nos acostamos por primera vez ya no la toco.
  •           Eso sí que no me lo esperaba – empecé a reírme muy fuerte.
  •           ¡No te rías! Es la verdad. Zoe, cuando me dijiste que esto tenía que terminar me dejaste vacío. Y cada vez que ella se ponía esos picardías o intentaba seducirme, yo solo podía pensar en ti y, simplemente no podía – se tumbó a mi lado y estuvo durante un rato mirando al techo, sin hablar.
  •           Danny.
  •           Que – siguió mirando al techo.
  •           Yo quiero a Harry – le miré, pero él seguía sin mirarme.
  •           Lo sé.
  •           ¿Entonces? – me senté y por fin conseguí que Danny me mirara.
  •           Zoe, no te engañes, también sientes algo por mí, y hasta que eso no desaparezca, no pienso dejar de intentarlo.
  •           Pero así nos estamos haciendo daño – una lágrima se me escapó.
  •           Bueno, yo ya te he dicho que te necesito. Ahora eres tú la que tiene que decidir qué hacer.

Y con esa frase me levanté de la cama y salí de aquella habitación. No podía ser verdad lo que me acababa de decir. ¿Danny me había pedido que dejara a Harry? No, esto tenía que ser una pesadilla. Me metí en el ascensor y volví a mi habitación. Cuando entré, Harry seguía durmiendo. Me tumbé a su lado y me acomodé en su pecho. Y con el latido de su corazón me quedé dormida.

No sin ti. Capítulo 7


Antes de entrar en la piscina me maldije, era mi fin de semana especial con Harry y me había acostado con Danny. No podía creerme que me hubiera vuelto a pasar, se supone que lo habíamos aclarado, que ya no había nada. Tenía que alejarme de él si quería solucionar esta horrible situación.

Me esperé unos minutos en el vestuario y cuando respiré hondo entré en la piscina. Harry ya estaba debajo de unos chorros, relajándose. Me metí con él y me puse a su lado, no me atreví ni a darle un beso.

  •           ¿Te ocurre algo? – dijo él sin mirarme.
  •           La sauna no me ha sentado muy bien – en ese momento tenía ganas de meterme dentro del agua y no salir. Aquella situación se me estaba yendo de las manos.
  •          ¿Quieres que nos vayamos a la habitación y pedimos algo para comer? – yo asentí y él me cogió una mano.

Nos encontramos fuera de los vestuarios. Harry me cogió por la cintura y andamos despacio hasta nuestra habitación. Justo antes de meternos en el ascensor, vi a Danny mirándonos desde un lado del pasillo. Me asusté mucho y tiré de Harry nada más abrirse el ascensor. Aquella situación tenía que acabar.

Ya en la habitación me acomodé en la cama y esperé a que Harry pidiera algo para comer. Después, se tumbó a mi lado y los dos nos quedamos en silencio. Pero unos minutos más tarde Harry empezó a hablar.

  •           Zoe, sé que te pasa algo. Hace unas horas estabas muy feliz e hiperactiva. Ahora pareces un zombi. ¿Qué ha pasado? – se apoyó en un brazo y me miró.
  •           No me pasa nada. Estar dos horas seguidas en la sauna no me ha sentado muy bien y ahora estoy un poco mareada – gracias a mi don por ocultar ciertas cosas, Harry se quedó satisfecho por mi respuesta.

Estuvimos comiendo mientras veíamos la televisión, pero casi no hablábamos. Harry se quedó dormido, el gimnasio lo solía dejar agotado. Yo en cambio no podía dormir, cerraba los ojos pero una imagen venía una y otra vez a mi cabeza. Miré a Harry y no pude evitar derramar alguna lágrima. Me estaba convirtiendo en una persona horrible. Tenía a mi lado a la persona más maravillosa y yo la estaba cagando. Me levanté y salí al pequeño balcón que teníamos. Hacía bastante frío, pero necesitaba despejarme. Cuando empecé a no sentir mis dedos, entré y me senté en una butaca. Pero no estuve mucho tiempo ahí, ya que me dirigí a la puerta y salí de nuestra habitación. Justo cuando la cerré, vi un trozo de papel a unos pocos pasos de donde estaba. Lo cogí y reconocí la letra de Danny. Solo había escrito un número, el de su habitación. Empecé a andar en otra dirección, no quería volver a verle. Pero justo cuando entré en el ascensor, mi dedo en vez de apretar al piso de la planta baja, pulsó el piso donde estaba la habitación de Danny.


¿Qué os está pareciendo la historia? ¿Os gusta? Estoy siendo mala con Harry... Lo sé. ¡Pero alguien debe sufrir! Muahahaha
Para que veáis que soy buena y como este capítulo es muy corto, luego subiré otro.

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