domingo, 26 de agosto de 2012

No sin ti. Capítulo 6


Pasaban los días y yo cada vez me sentía mejor. Danny y yo no nos veíamos mucho, pero cuando eso pasaba, no había ninguna tensión ni nada parecido. Volvíamos a ser los mismos de antes.

Era jueves y Harry y nos estábamos preparando para celebrar nuestros dos años juntos. No me había dicho dónde íbamos, prefería que fuera sorpresa. Cuando ya estábamos listos, nos metimos en el coche y me vendó los ojos.


  •       ¿Queda mucho? – llevábamos ya media hora de viaje y cada cinco segundos le hacía la misma pregunta.
  •         Como me vuelvas a preguntar lo mismo nos volvemos a casa – yo, a modo de protesta le di un codazo, pero no acerté.

Una hora después, Harry paró el coche y me ayudó a bajar. Aún no me había quitado la venda, así que tuve que pensar mucho para adivinarlo. Pero en ningún momento pensé que me fuera a llevar a un spa. Hacía mucho tiempo que quería ir, pero con el trabajo y los compromisos nunca tenía tiempo.

  •           Creo que me voy a quedar a vivir aquí – dije agarrándome a su cuello y dándole un beso a modo de agradecimiento.
  •           Si quieres nos quedamos – dijo él divertido.
  •           ¡Sí! – y empecé a dar saltos como una niña pequeña.

Cuando terminé de hacer el ridículo, Harry me cogió la mano y entramos dentro del hotel. Saludamos a la recepcionista y nos dio las llaves de nuestra habitación. Subimos en el ascensor y cuando Harry abrió la puerta me quedé con la boca abierta. Era alucinante.

  •           Te ha debido costar un pastón – me encontraba ya en la otra punta mirándolo todo.
  •           Te mereces lo mejor – me había cogido por detrás y me besaba en la nuca.
  •           Ya sabes que yo con cualquier chorrada me conformo – me giré y le besé.
  •           Si quieres lo cancelo y nos vamos a casa – se empezó a reír al ver mi cara.
  •           ¡No! Ya que estamos aquí habrá que aprovecharlo, ¿no? – pero esa frase iba con doble intención. Le arrastré hasta la cama y le empujé. Nuestro fin de semana no podía empezar mejor.

Me había quedado dormida. Menos mal que cuando abrí los ojos aún era de día, tenía que aprovechar cada minuto en aquel spa. Miré a mi lado pero Harry no estaba. Me levanté y vi una nota encima de la mesa. Se había ido al gimnasio, pero luego nos encontraríamos en la piscina. Por lo que tenía un par de horas para mí. Miré todo lo que nos ofrecía el spa y me decidí por la sauna, ya que a mí el gimnasio no me iba mucho.

Me había puesto un biquini y un albornoz y me dirigía a la sauna. Para mi suerte no había nadie, así podría estar sola con mis pensamientos. Me tumbé en uno de los bancos y cerré los ojos. Pero me quedé dormida otra vez, la semana había sido demasiado dura. Me desperté cuando noté un dedo recorriéndome la pierna. Sonreí y abrí los ojos dispuesta a seguir lo de la habitación, sin importarme a que nos pillaran.

  •           ¡Danny! ¿Qué haces tú aquí? – aparté la pierna de su mano y me senté.
  •           Sudando un poco – se sentó a mí lado y se apoyó en la pared.
  •           ¿Pero qué haces justo en este spa? – estaba segura de que no era coincidencia.
  •           Me apetecía relajarme, y este es uno de los mejores spas del país – yo me alejaba y él se acercaba. Dentro de poco me chocaría con la pared.
  •           Tú sabías que veníamos, ¿verdad? – sí, lo sabía, su expresión le delató.
  •           Yo le hablé a Harry sobre este spa, pero no le dije que vendría – volvió a acariciar mi pierna y eso me provocó un escalofrío aunque en esa sala hiciera mucho calor.
  •           Para Danny – su dedo cada vez se acercaba a una zona demasiado peligrosa.
  •           No quiero parar. Y tú tampoco – tenía su cara a muy poca distancia. Podía notar como sus gotas de sudor caían sobre mi piel.
  •           ¿Por qué no podemos ser solo amigos, Danny? – pero ni yo misma me lo creía. Y encima el que estuviera medio desnudo no ayudaba nada.
  •           Porque dos amigos no hacen esto – y me besó.

Pasé esas dos horas en aquella sauna, con Danny. Cuando salimos tuvimos que beber muchos litros de agua, estábamos deshidratados. Miré el reloj que había en una de las paredes y me di cuenta de que Harry ya estaría en la piscina. Solté el vaso y me puse el albornoz. Empecé a correr en dirección a la piscina.

  •           ¡Voy a estar aquí todo el fin de semana! – dijo Danny, pero yo ya había desaparecido.