jueves, 3 de marzo de 2011

Libertad

Querido diario.
Hoy hace dos semanas que llegué a casa. Mamá no me quita ojo, cada vez que salgo de mi habitación se asoma al pasillo y me mira. Papá no me dirige la palabra, no se atreve. Mani viene todas las noches a mi cama y me da un beso de buenas noches. Incluso Café no se separa de mi lado.
No hago nada. Solo como y duermo. Ni siquiera me quito el pijama para estar en casa. Lo único que hago es leer, leer y leer. ¿Será que la lectura es mi única vía de escape?
Me ha dicho el médico que escriba todos los días en este diario, pero como verás no le he hecho caso, hasta hoy. Supongo que a veces una no tiene otra escapatoria que la de escribir. Plasmar en una hoja los sentimientos, los temores, las pesadillas, las ilusiones. ¿Mi ilusión? Escapar de aquí.
Mamá me decía antes que yo era su ángel, y que cuando yo quisiera, abriría las alas y volaría todo lo alto que pudiese. Ahora solo quiere que me quede encerrada en mi cuarto, sin salir, sin volar. Todo el mundo me pide lo mismo, que me quede. Mani me trae todas las tardes un dibujo donde salimos las dos, dibujadas con una gran sonrisa. Creo que lo hace para que yo le devuelva la sonrisa. Me acuerdo cuando Mani nació. Nevaba. Yo estaba en clase y vino la directora. Recogí mis cosas y salí con ella. Entonces me preguntó: "¿No estás feliz? Vas a tener una hermanita".
Creo que ha sido mala idea empezar este diario. Ya se lo dije a mamá, no me serviría, pero ella insistió. Solo llevo dos hojas y ya no me apetece escribir más. Cuando era pequeña escribía todo lo que se me ocurría, historias de amor, poesías, canciones... Pero ya no. No me gusta que el médico me haya pedido esto, luego lo leerá y no me dejará en paz.
Todos dicen que hace dos semanas empecé a vivir otra vez. No me gusta la palabra vivir, porque en realidad no he vivido, he estado encerrada, y eso no es vivir. Quiero que estas paredes desaparezcan, que toda la casa desaparezca. Abro mis alas y vuelo. Vuelo muy lejos, donde nadie me pregunta cómo estoy, donde no tengo que hacer nada. Me gusta esa palabra: nada. La nada, donde todo empieza y todo acaba. No quiero seguir escribiendo este absurdo diario. Creo que ya he terminado. Voy a abrir mis alas, y esta vez nadie me lo va a impedir.